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¿Hay 'vías' al final de las llantas?

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El reto de qué hacer con las llantas que cumplen su ciclo motor ha inquietado al mundo académico y comercial desde hace algún tiempo. Las montañas de llantas en desuso que se acumulan desde el siglo XIX a la fecha, generan contaminación en cielo, tierra y mar.

Aunque se sabe del potencial que puede resultar de la reutilización de las llantas, comercialmente no ha sido rentable reciclarlas, por el arduo proceso que ello demanda y la poca retribución monetaria, situaciones por las que el desafío sigue siendo una incógnita; sin embargo, desde la Universidad de Ibagué se vislumbran soluciones.

Con una mirada desde la ingeniería de suelos, la profesora María Paula Salazar dirige la investigación del uso de llantas en vías no pavimentadas, surgida del trabajo de la monografía de los estudiantes Harwint Franco Rodríguez y Daniel Barrera León, de décimo semestre, encontrando en las ruedas desechadas un recurso aliado para fortalecer las vías y reducir el efecto del tránsito sobre las carreteras, aportando a la perdurabilidad de la infraestructura vial y a la reutilización de los neumáticos.
Plano general de una calle donde ruedan tres llantas para noticias unibagué

Con las llantas desechadas, la docente y sus estudiantes construyeron geoceldas (una estructura en forma de ocho) que cumplen la función de reforzar las carreteras, reduciendo la afectación en los suelos a causa de las presiones y evitando las deformaciones que se dan en carreteras no pavimentadas, como suelen ser las vías terciarias de nuestro país.

Plano general de emprendedores que reciclan las llantas en el campus de Unibagué

La funcionalidad de esta investigación hace parte de la monografía de Daniel y Harwint y ya ha sido probada en laboratorio, gracias al Banco de prueba de pavimentos, un equipo que permite simular las cargas a las que está sometido un pavimento. Un diseño industrial orgullosamente Unibagué.

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Este equipo cuenta con el registro de Diseño Industrial ante la Superintendencia de Industria y Comercio. Sin embargo, desde ya,  la profesora Maria Paula aspira a brindar al servicio del territorio tolimense “los ochos innovadores” los cuales serán de gran utilidad a una región en constante desarrollo.

Las geoceldas amortiguan las presiones del peso de los automóviles y ajustan de manera prensada los suelos, haciéndolos más compactos.

Se estima que los colombianos comprarán alrededor de 10 millones de llantas en 2019, un número inmenso que se suma al adquirido en años anteriores. 

El mundo está lleno de neumáticos contaminantes, pero con este proyecto se pueden dar lineamientos para explicar la funcionalidad de las geoceldas, disminuir los costos de las construcciones de vías y aumentar la durabilidad de ellas.

Plano medio de emprendedora Unibagué que trabaja con las llantas para darle nuevo uso
Por ver ciencia e innovación en los desechos, por hacer de un problema una solución, María Paula Salazar y sus estudiantes son motivo de orgullo Unibagué.