Cuidado doméstico, actividad que alumbra en la pandemia
- Germán Gómez Carvajal
Tender la cama, lavar la loza, barrer, trapear y cuidar de los nuestros no es una tarea fácil. En el cumplimiento del aislamiento preventivo a causa del COVID-19 ha aflorado la importancia de la economía del cuidado, la que hace referencia al servicio que se brinda en los hogares a niños, abuelos e integrantes de las familias.
Nidia Roa es madre, esposa y directora del Programa de Mercadeo de la Universidad de Ibagué, y desde el año 2015 ha enfocado su trabajo de investigación a identificar actividades de producción económica en los hogares ibaguereños y visibilizar el trabajo no remunerado que allí se desarrolla.
“Los alimentos no se cocinan solos, las actividades de limpieza y mantenimiento del hogar tampoco. En todas las casas del planeta hay alguien asumiendo el cuidado del hogar. Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) el costo del trabajo de la economía del cuidado en Colombia es de 185 billones de pesos al año. Esta es una cuenta que no se salda a quien presta el servicio. Trabajo no remunerado que, por lo general, es realizado por mujeres”
Frente a la coyuntura del COVID–19, la académica indicó: “Debido al confinamiento por la pandemia, muchas de las mujeres ibaguereñas, con empleo formal, están trabajando aproximadamente 16 horas diarias: cumplen con sus horarios laborales y, además de ello, laboran en los menesteres domésticos; un desgaste que no pasa desapercibido ya que esta situación antes no hacía parte de su cotidianidad.
El desgaste de tiempos y energía y la disminución de posibilidades de ocio y entretenimiento en mujeres ejecutivas, será el inicio de una época de empatía.
Según la experta, a raíz del COVID-19 surgirán nuevas apreciaciones económicas y emocionales respecto al servicio doméstico.
Aunque varias actividades económicas serán golpeadas por esta situación, la economía del cuidado seguirá siendo una actividad prioritaria e inneludible en la cotidianidad de los hogares del mundo.
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Cuidarse y cuidar
A partir de la Ley 1430 del 2010 en Colombia se empezó a comprender y medir la producción, distribución, intercambio y servicios de la economía del cuidado. Sin embargo, la informalidad y la no remuneración de los oficios caseros han sido desafíos constantes para las autoridades competentes.
“En estos momentos es necesario solidarizarnos con las personas que trabajan en nuestras casas. Aunque es posible que se regule la informalidad y vengan tiempos mejores en el futuro, es importante no olvidarnos de ellas en este momento, en el que la situación no es fácil”.
El nuevo mundo traerá consumidores distintos
La profesora Roa indicó que “a raíz de esta situación, es muy probable que se establezca un nuevo orden mundial. Distintas economías se van a ver seriamente afectadas, surgirán nuevos estilos de consumo, la tendencia será un aprecio acentuado por la salud y el empoderamiento de servicios para el hogar. Otras economías se van a opacar y desacelerar, pero la del cuidado emergerá con fuerza. Al parecer, el consumo de lo innecesario cesará y vendrá un tiempo con nuevas valoraciones de lo importante y digno”.
Nidia Roa es profesional en mercadeo de la Universidad de Ibagué, especialista en Marketing estratégico y negocios internacionales de la misma institución y magíster en Innovación para el desarrollo empresarial del Instituto Tecnológico de Monterrey (México)
Ha adelantado estudios sobre las condiciones socioeconómicas de las mujeres maquiladoras del Clúster confección en el Tolima, y ha investigado y caracterizado la economía del cuidado en Ibagué.
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Una investigadora que se pone en el papel de otras mujeres para visibilizarlas y aportar a la construcción de un futuro más equitativo.