Investigación del grupo HORUS ganó mención de honor
- Comunicación Institucional
Por: Grupo Horus, Universidad de Ibagué
El Colegio Colombiano de Psicólogos (COLPSIC) entregó mención de honor a Nora Osorio Gutiérrez y Llizet Ducuara Nieto, del grupo de investigación socio jurídico-HORUS de la Universidad de Ibagué, por su destacado desempeño en la convocatoria Reconocimiento de experiencias significativas de intervención psicológica y psicosocial en la salud mental en Colombia, con la propuesta titulada Evaluación e intervención psicológica para una atención integral de reclusos con trastorno mental y/o de personalidad.
La ceremonia de premiación se realizó en Bogotá y a la convocatoria por el Departamento del Tolima solo se presentó la perteneciente al Grupo HORUS de la Universidad.
La experiencia es producto del convenio de cooperación interinstitucional para la realización de práctica empresarial, profesional, pasantía o semestre social celebrado entre la Universidad de Ibagué y el Complejo Carcelario y Penitenciario de Ibagué, Picaleña –COIBA, que opera desde el mes de junio de 2012, a través de la coordinación y dirección del Grupo HORUS de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Institución.
En este contexto de cooperación institucional se fundamenta esta experiencia que busca desarrollar actividades orientadas a resolver las demandas y necesidades específicas detectadas en COIBA.
El colectivo académico desarrolla labores articuladas desde diferentes frentes; para el caso de los convenios de colaboración institucional pretende: aproximarse a las realidades institucionales; recoger información y requerimientos de las diferentes instituciones de justicia para establecer insumos que permitan actualizar y mejorar el quehacer en las instituciones; visibilizar el grupo de investigación como un actor estratégico para las instituciones; e identificar grupos de interés y generar redes de trabajo colaborativo.
La investigación realizada
El COIBA está destinado a la reclusión por condena de larga duración y sindicados. Para el periodo en el que se realizó la práctica profesional el Complejo contaba con 4.419 reclusos hombres y 445 mujeres. A efectos de la experiencia práctica que se registra en este documento, la población se estableció a partir de la base de datos de la reclusión, que registraba 80 internos, 71 hombres y 9 mujeres asistidos por el área de salud mental.
El análisis de la información permitió identificar que la valoración y evaluación psicológica que se implementaba se construía a partir de la aplicación de una entrevista semi-estructurada y el análisis se fundamenta en el criterio del profesional que aplica el instrumento de evaluación. Además se identificó que no se corrobora la impresión diagnostica a través de algún tipo de prueba, inventario o escala que confirme la hipótesis diagnóstica inicial emitida por parte del profesional que realiza la evaluación. También, se evidenció ausencia de un trato específico fundamentado en el reconocimiento del tipo de trastorno de personalidad o mental de los reclusos (as). Al respecto, se concluyó que la intervención que se realiza está dada, únicamente por el área de psiquiatría, la cual orienta su intervención principalmente a la formulación de medicamentos.
En lo que se refiere al área de psiquiatría, cabe señalar que no se realiza un diagnóstico al ingreso y de seguimiento que permita establecer el grado de perdurabilidad y estabilidad de la sintomatología de trastornos mentales y de personalidad. Asimismo, identificar factores predisponentes, precipitantes y mantenedores de la enfermedad o trastorno. El proceso de atención se realiza en forma igualitaria y el tratamiento centrado en fármacos; se logró establecer que no se disminuye la medicación, por el contrario, se aumenta, es así como en oportunidades se incrementa hasta ocasionar dependencia en los reclusos. Lo anterior evidenció la inexistencia de una estrategia de monitoreo y acompañamiento con otro tipo de estrategias.
Por lo cual, se realizó una línea de base para identificar los trastornos más frecuentes en los reclusos. En este sentido se encuentran como relevantes la esquizofrenia, la ansiedad, la farmacodependencia, el trastorno bipolar y la depresión. Con relación a los factores de riesgo que mantienen y desarrollan la sintomatología, se identificaron como importantes, entre otros, el encierro, el alejamiento familiar, la falta de apoyo emocional, las condiciones de vida en la cárcel, la desesperanza, la agresión constante y el no comer y dormir bien. En lo que se refiere a factores motores, fisiológicos y conductuales asociados a las patologías mentales, se descubrieron la autoagresión, los intentos de suicidio, la irritabilidad y las conductas violentas con los compañeros.
El proceso puso al descubierto la precariedad en el sistema penitenciario para evaluar de manera acertada los casos y planificar en esta dirección la intervención. Así como, la correcta derivación a las áreas asistenciales especializadas de la comunidad penitenciaria y de salud, durante su estancia en prisión y al llegar el momento de la libertad. Es esencial contar con seguimiento periódico que logre minimizar la superposición de factores en la salud mental y evitar que se agudicen los ya existentes por la prisionalización.
De los anteriores planteamientos, se dedujo la necesidad de diseñar un protocolo para la atención integral de los reclusos con trastorno metal y/o de personalidad que permita al equipo interdisciplinario del COIBA, contar con directrices para: reconocer y evaluar el grado de perdurabilidad y estabilidad de la sintomatología de un trastorno psicológico en los recluso(a)s; orientar la formulación de la intervención en términos cognitivos y conductuales; y facilitar el diagnóstico clínico, la rehabilitación y la prevención en el deterioro psicológico.